13.4.09

el Tano y las berenjenas

Hace muchisimo tiempo que conozco al Tano. Para resumir, digamos que es un amigo de mi tía y de mis padrinos, porque si me pongo a entretejer las relaciones amistosas y amorísticas que rondan al extenso grupo al que pertenecen, no solo que este blog tardaría mucho en cargar sino que además no tendría forma de saber a ciencia cierta si le estoy pifiando, porque creo que ni ellos se acuerdan de cómo se conocieron todos exactamente. Asi que en síntesis, y de forma aproximada, de mis 19 años, hace más o menos 18 y 3/4 que conozco al Tano, y que lo veo, tirando un número, no más de 1 o dos veces al año, por lo que nuestras anécdotas, aunque las hay, se cuentan con los dedos de las manos (a menos que te falten algunos, porque tampoco fueron TAN pocas anécdotas). Hoy me quiero referir a una en especial.
Hace no sé exactamente cuánto (qué poco exacta que estoy) lo escuché decir por primera vez la expresión que luego, a lo largo de mi vida, solo escuché de su boca: ".. era un berenjenal". Todavía sigo considerando la posibilidad de que tenga derechos de autor sobre la frase y por eso nadie más la usó nunca.
En fin, gracias al contexto similar que generalmente tenía, pude atribuirle un sentido a este dicho. Un berenjenal era un quilombo, un lío, un embrollo, un desconche, un enriedo, un barullo, un caos, un despelote, un bardo. Ninguna de estas palabras me movió nunca un pelo, pero cuando el Tano calificaba algo con el título de "un berenjenal", a mi se me hacía automáticamente la imágen mental de la gravedad del asunto. El tono de voz con el que lo decía lo acreditaba totalmente. No se hablaba de un quilombito, no era algo un poco enroscado, era UN BERENJENAL.
Tomando en cuenta que en mi vida vi un berenjenal de verdad, mi cabeza se llenaba de lo que parecía ser una selva donde alguien había plantado berenjenas y luego se le había descontrolado al punto que había sido tragado por el matorral, dejando que éste siguiera en su proceso de enquilombamiento, embrollamiento, despelotamiento. Este vegetal enloquecido toma posesión de todo el territorio, las ramas se enriedan y te atrapan, las berenjenas te golpean la cabeza, las raíces se desentierran y te hacen tropezar, las hojas estan tan secas y salvajes que te rasguñan hasta que sangras, pisas una berenjena y el jugo te salpica un ojo ¡¡auxiliooo!!


Este es mi berenjenal. Todos tenemos uno en la cabeza, pero este es el mio. Lo tengo desde hace un tiempo largo, escondido, a la espera. Hace poco me animé a meterme con botas y machete y acá me tienen, recien en el primer tramo. No pretendo mucho, no espero hacer que baje toda la maleza, pero tal vez sí hacer de a poco un camino que me permita salir por el otro lado y, tal vez.. recolectar algunas berenjenas para hacerme un escabeche con mucho ajo.

5 comentarios:

( ) dijo...

qué lindo el berenjenal
la posta es que si me pongo a pensarlo nunca vi una berenjena que no fuera en dibujitos, de forma porotoidal y violeta clarito.
Es más, creo que en "Coraje" había un capitulo de una berenjena malvada que atacaba a Muriel, pero me acuerdo re poco.

machinemachinemachinemachinemachine

- Andr . dijo...

excelente ! me encanta tu blog ...

ah , y me olvidaba.. ahrelco

Clementina dijo...

yo voy desde el otro lado y te espero a la mitad para comer berenjenas al escabeche.. que rico
en realidad voy atras tuyo y te espio , pero no queria q te de miedo. voy escondida

debra ` - dijo...

che pero no entendiste la metassfora

Clementina dijo...

vos tampoco